19 octubre 2008

El archivo de la experiencia


La vida sólo puede ser comprendida mirando hacia atrás. Pero sólo puede ser vivida mirando hacia adelante.

La sociedad actual que nos ha tocado vivir, es sin duda alguna apasionante por muchos motivos; la tecnología avanza a velocidades de vértigo y ya no nos sorprende casi nada, y en lo que se conoce como primer mundo los niveles de calidad de vida alcanzan cotas para algunos sectores que podriamos calificar casi de ciencia ficción.
Todo eso que se conoce comunmente como estado de bienestar tiene su contrapartida; y a medida que el estado general de bienestar aumenta, disminuye la cuota de humanidad y en nuestra sociedad valores como solidaridad, amistad, amor, cariño, caridad... ceden terreno ante egoismo, competitividad, lujo, dinero, poder...
Esta competitividad desenfrenada está tan imbuída en nuestros subconscientes que en nuestros comportamientos cotidianos asumimos con total naturalidad que personas válidas en
cualquier faceta, sean de alguna forma más o menos sutil, apartadas de sus funciones en la sociedad mucho antes de lo que sería natural por motivos estrictamente biológicos.
De este modo, no es extraño en cualquier ámbito lahoral, constatar que personas que apenas llegan a los 50 años sean apartadas de la circulación, con la triste excusa de que ya han aportado todo lo que se pretendía de ellos.
Pero eso no sólo ocurre en el mundo laboral. En el ámbito familiar suele ocurrir un fenómeno similiar. Antaño las familias, por las razones que fuere, (económicas, sociales, etc.) era común que conviviesen tres generaciones (progenitores, descendientes y ascedientes) con la riqueza de intercambio de conocimientos y vivencias que lleva implícita ese tipo de convivencia. En la actualidad la composición del núcleo familar ha cambiado sustancialmente y los ascendientes ya no forman parte de ese concepto de familia y en algunos casos forman núcleos familiares independientes. Y cuando no llegan a formar núcleo alguno por la ausencia del otro miembro o por simplemente por estar solas, cuando presentan algunas carencias que no les permiten observar ese grado mínimo de independencia, son relegados a una especie de confinamiento que eufemísticamente denominamos "residencias".
Todo ello comporta que la voz de nuestros ascendientes no se transmita con la misma fluidez quesucedía hace algún tiempo; y es por esa razón que os invito a visitar El archivo de la experiencia, una página donde podremos ver y oir experiencias de personas anónimas de toda condición y ámbito social que aún tienen algo que decir y aportar a todo aquel que como yo, aún cree en la voz de la experiencia.

1 comentario:

Rosazul dijo...

Buenos días, Dídac, Amigo.

Sólo puedo decir, respecto a esta entrada, que tienes toda la razón del mundo y que estoy totalmente de acuerdo contigo.

Visitaré esa pagina que nos recomiendas. Seguro que aprendo mucho de ella.

Gracias por Textos como este.

Un Fuerte Abrazo con todo el cariño de esta Amiga de Verdad.

Rosazul (Carmen_Bdjz)