Me han decepcionado. Aunque la verdad es que tenía pocas esperanzas de que no fuera así.
Para empezar deberían de cambiarle el nombre a esta modalidad de enfrentamiento; el formato es tan rígido y todo pretende estar tan controlado por parte de los gabinetes de imagen de ambos partidos que al resultado final se le puede denominar con cualquier palabra menos con la de "Debate".
Se trata de una especie de "Club de la Comedia" pero sin ninguna gracia; un sinfín de monólogos que ya por sabidos, reiterados y carentes de contenido despiertan muy poco interés y cuyo objetivo final parece ser el ocupar una cuota de pantalla, cosa nada despreciable en está sociedad de la imagen.
Pero claro, ¿y de lo mio, qué?. De lo que realmente le interesa al ciudadano, más bien poco.
Gráficos, más gráficos; cifras, más cifras; datos cruzados que se contradicen de un candidato a otro. Suma y sigue....
Según todos los indicios, y salvo sorpresa de última hora, gane el que gane lo hará por una diferencia que no le permitirá gobernar en mayoría absoluta. Y ahí está la madre del cordero; ninguno de ellos se ha pronunciado con claridad en la política de pactos que se derivará del resultado del próximo domingo.
Es evidente que habrá que pactar. ¿Pero con quién? ¿Por qué no se mojan? ¿Pactarán entre ellos, para evitar que partidos con menor representatividad tengan la llave del proximo gobierno? ¿Se volverá a la fórmula del Tripartito de Izquierdas, pero esta vez a nivel estatal? ¿Si es así, como reaccionará la derecha política y mediática?
Exiten demasiados interrogantes por despejar y sería interesante que en lo que queda de campaña alguien se pronunciase al respecto, a fin de evitar posteriores sorpresas a los votantes que en ocasiones contemplan como su voto es utilizado para unos pactos no deseados y que de saberse de antemano podrían derivar en otro sentido de voto.
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